Tips para mejorar tus técnicas de estudio - Clínica ABA SALUD Sevilla

Tips para mejorar tus técnicas de estudio

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Mariola Carrillo, Psicopedagoga en la Clínica ABA SALUD en Sevilla, analiza en este artículo algunos factores que inciden en el fracaso escolar y ofrece algunos consejos para mejorar el rendimiento de los estudiantes.

Todo estudiante que haya superado la Educación Primaria, Secundaria y Bachillerato debe conocer técnicas de estudio que le permitan destacar por su rendimiento y calificaciones.

A veces esto no sucede y nos llegan alumnos que fracasan, no aprueban o no obtienen el rendimiento esperado porque piensan que estudiar es simplemente memorizar, o bien, no saben y no utilizan técnicas que deben irse modificando a medida que avanzamos en las distintas etapas escolares.

En estos casos, nuestra labor es identificar en qué proceso y en qué etapa de trabajo se falla para ir entrenando y enseñando.

Cada curso, las asignaturas y los materiales son más amplios, hay más que estudiar y tenemos que enfrentarnos a exámenes y pruebas no sólo teóricas sino de reflexión, análisis teórico, prácticas, etc.

Nuestra labor como profesionales de la educación y como especialistas es enseñar y personalizar con el alumno estas técnicas y que se convierta en un profesional del estudio con nuestra ayuda.

La preparación que ofrezcamos debe permitir a los alumnos continuar sus estudios con éxito, ya sea en ciclos formativos, el grado o las oposiciones.

Para ello, los estudiantes han de adquirir competencias que les permitan aprender a aprender de forma autónoma, diversificando las herramientas y estrategias que utilicen para ajustarlas a las demandas de cada asignatura.

Una vez que el alumno usa bien sus herramientas de estudio, las ha personalizado e interiorizado, podríamos decir que está preparado.

Para facilitar un verdadero aprendizaje, el alumno debe dominar una serie de habilidades vinculadas a procesos ligados a la autorregulación: la planificación, la puesta en marcha del estudio y su supervisióny la evaluación de los resultados obtenidos.

1. Planifica lo que tienes que estudiar

Las habilidades de planificación se realizan siempre con un objetivo. Es decir, “planificamos para”.

Planificamos para saber qué necesito, qué voy a hacer, qué conozco yo del tema y también para ayudarme a recordar y a comprender qué tengo que hacer, cuáles son las demandas de la tarea, cuánto tiempo necesito y hasta qué materiales voy a necesitar. Cuando este proceso no funciona vemos a alumnos que hacen planes irreales, no ajustados a sus habilidades o a los contenidos que tienen que adquirir.

2. Ejecuta lo planificado y supervísalo

Ejecutamos, es decir, ponemos en práctica lo que hemos planificado. Ahora “aplicamos y analizamos para” organizamos, hacemos uso de lo que sabemos para resolver y para ejecutar.

Estudiamos, memorizamos, identificamos y conectamos, realizamos y analizamos con detalle para poder aplicar nuestros conocimientos y resolver la tarea a la que nos vamos a enfrentar.

Atiendo en clase, tomo apuntes, los elaboro y voy relacionando y organizando la información, el tiempo y la tarea.

Esto implica habilidades no sólo de ejecución sino también de comprensión, aplicación y comprensión.

Este proceso necesita ir de la mano de procesos de supervisión, que nos permite controlar la ejecución que estamos desarrollando: si nos estamos ajustando o no a los planes que teníamos establecidos.

Cuando estos procesos no funcionan nos encontramos con alumnos que son capaces de hacer buenos planes, pero que pierden el rumbo sin saber las razones.

3. Evalúa el proceso

La evaluación es el proceso final. Nos permite valorar en qué medida el plan que diseñamos y su puesta en marcha nos sirvió para cubrir los objetivos que nos habíamos planteado. Pero más allá de resultar sólo una valoración, positiva o negativa, de lo hecho, la evaluación del proceso nos permite aprender: mejorando las decisiones que hemos tomado, ajustando la conciencia sobre los contenidos que dominamos y los que no, o proponiendo vías alternativas para resolver los retos que se nos plantean.

Así, en esta fase del proceso, revisamos qué hemos hecho, qué nos pidió la tarea y qué hemos cubierto, qué nos falta por hacer. Supone que, en este momento, medimos, evaluamos, juzgamos y también producimos. Esto nos permite decidir si necesitamos más tiempo, si hemos sido capaces de realizar la tarea que nos marcamos y si las herramientas aplicadas han sido las oportunas o si el resultado ha sido el esperado.

El dominio de estas habilidades de autorregulación nos permite pasar del saber al saber hacer y al saber actuar, siendo capaces de construir el propio conocimiento de forma autónoma. Como hemos dicho anteriormente, ser capaces de aprender a aprender, competencia básica de la educación.

Estamos preparados no sólo para recordar o memorizar cuando es necesario, sino también para usar distintas estrategias según las demandas y condiciones de aprendizaje, así como construir conocimiento siendo conscientes no sólo de los requerimientos de la tarea sino de nuestras habilidades y del propio control del proceso.

Aunque estos procesos se desarrollan de forma espontánea en muchos alumnos, es habitual encontrar que su dominio no se alcanza si no se recibe un entrenamiento específico. Este es especialmente necesario en aquellos casos donde no se obtienen los resultados esperados, o bien cuando nos enfrentamos a tareas nuevas de alta exigencia, en las que nosotros podemos ayudarte desde nuestro servicio de intervención y asesoramiento psicopedagógico tanto como en el caso de alumnos que cursan grados universitarios como en el caso de estudiantes de oposiciones.